lunes, 30 de noviembre de 2015

Refiriéndonos puntualmente a la estética sartorial

El arte de generar una prenda con el amor, el tiempo y el trabajo que se dedica en la perfección del realizar un diseño a medida, que un sastre en su taller despliega a la hora de modelar, cortar, coser, confeccionar y terminar un traje, es la propuesta que este espacio desea brindar al lector para rescatar sustancialmente la esencia del oficio.
Plasmar el diseño y hacerlo realidad depende de visualizar, pensar, crear, transformar, adaptar e inventar la obra abstracta que permanece en nuestra mente para ser liberada por nuestra mano y creada con inteligente gusto y delicada estética a través de nuestro desempeño manual.
La sastrería desde sus orígenes ha demandado el conocimiento de muchas disciplinas, ya que el sastre/sastra hacía y aún hace todo manualmente brindando un servicio de alta calidad a una cartera de clientes cada vez más exclusiva como demandante. Quienes valoramos el arte del vestir entendemos que se hace preciso educar al consumidor para identificar la calidad y apreciar una buena hechura.
Contribuir a la agudeza de los sentidos despertando en el observador el poder de distinguir lo bello de lo común, y el trabajo manual del de confección a través del tacto, permite hacer comparaciones. En el acto de mirar mirando, cuando somos inducidos a ver con detenimiento los detalles, permite detectar las distintas terminaciones que la sastrería propone en una prenda a la medida.
Por eso, el diseñador debe estar atento a estos conceptos al momento de efectuar una línea e imponer nuevos estilos para realzar la elegancia y prestancia de quien luce una prenda ya sea ésta a medida, o bien una línea de moda de confección fina y de marca. Deberá identificar las mejores telas (llamadas hoy telas inteligentes que brindan confort y bienestar con gustos de variada paleta) y empezar a pensar no sólo en el diseño externo de la prenda sino en las comodidades que un saco debe brindar al usuario/cliente, utilizando para su confección los avíos adecuados. Se hace necesario que el diseñador/a pueda conocer en detalle cómo se trabaja en un taller de sastrería de medida comparado con la confección, y visualizar el trabajo manual que se realiza en torno a un saco sastre (o sea una prenda sartorial). Esta experiencia sin lugar a dudas es absolutamente enriquecedora para el aprendiz.
Crear trazos, generar líneas, y hacer bocetos que se cuelan en un papel también nos responsabiliza con la sociedad a la que está destinado ese diseño, y lo que intentamos mostrar debería ser acorde a una colección pensada para cierto target y adaptable al cuerpo de la persona interesada en consumir ese diseño, asumiendo el daño ecológico causado por los materiales utilizados como las herramientas y maquinarias que son invertidas en la confección.
Desde las instituciones de moda a nivel nacional y desde Modelba especialmente, nos preocupa la ligera utilización del small, medium y large como talles de base para fabricar prendas, y las enfermedades acarreadas por los cambios de peso y los trastornos psíquicos de nuestros adolescentes frente a un modelo de individuo híper flaco y desgarbado. Y nos parece un avance importante la legislación de ley de talles, para ampliar las vidrieras con ofertas que incluyan en vez de excluir a personas obesas. Obesidad mórbida, que fuera en el medioevo motivo de atracción hoy es un problema de salud que necesita ser observado.
En enero de 2010 se promulgó la Ley de talles porteña, sancionada por la Legislatura, y cuya norma exige justamente a todos los fabricantes y comerciantes la existencia de ocho medidas que van del talle 36 al 50. Y evidentemente, un estudio antropométrico se hace más que necesario para acompañar esta ley.
Estos temas han sido de interés en el tratamiento de la agenda del XX Congreso Panamericano de Maestros Sastres y Profesionales de Alta Costura que se llevó a cabo el pasado mes de octubre en Sao Paulo - Brasil, donde se sentaron las bases para el Método Panamericano de Sastrería avalado por la CONPANAC y la importancia del rescate y revalorización de los oficios.
Entendemos que es preciso empezar a llamar las cosas por su nombre, el lenguaje de las formas no puede limitarse a la palabra recorte (tan difundida hoy entre los estudiantes de indumentaria) las polleras son faldas que pueden adoptar numerosas formas que han de ser descriptas de manera enriquecida, y si del delantero del vestido parte una tabla encontrada que da amplitud a la falda, es preciso saber y distinguir el cómo y por qué, lo mismo cuando hablamos de un pliegue o de una pinza en un pantalón. Por esto, es necesaria una formación profesional del diseñador enriquecida con la técnica que aporta el oficio madre que dio origen a este conjunto de oportunidades llamado moda.

La apreciación estética conlleva a la comprensión del trabajo complejo y a la vez diversificado que un sastre/a realiza teniendo en cuenta las diferentes conformaciones físicas. El trabajo de un sastre va más allá de diseñar, es crear una obra de arte que nace de sus manos para cobrar vida en un cuerpo para el cual ha sido concebida.
Diario El País Digital. Disponible en: http://www.elpais.com.uy/Suple/Empresario/07/10/05/elempre178130asp

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