El arte de generar una prenda con el amor, el tiempo y el trabajo que se
dedica en la perfección del realizar un diseño a medida, que un sastre en su
taller despliega a la hora de modelar, cortar, coser, confeccionar y terminar
un traje, es la propuesta que este espacio desea brindar al lector para
rescatar sustancialmente la esencia del oficio.
Plasmar el diseño y hacerlo realidad depende de visualizar, pensar,
crear, transformar, adaptar e inventar la obra abstracta que permanece en
nuestra mente para ser liberada por nuestra mano y creada con inteligente gusto
y delicada estética a través de nuestro desempeño manual.
La sastrería desde sus orígenes ha demandado el conocimiento de muchas
disciplinas, ya que el sastre/sastra hacía y aún hace todo manualmente
brindando un servicio de alta calidad a una cartera de clientes cada vez más
exclusiva como demandante. Quienes valoramos el arte del vestir entendemos que
se hace preciso educar al consumidor para identificar la calidad y apreciar una
buena hechura.
Contribuir a la agudeza de los sentidos despertando en el observador el
poder de distinguir lo bello de lo común, y el trabajo manual del de confección
a través del tacto, permite hacer comparaciones. En el acto de mirar mirando,
cuando somos inducidos a ver con detenimiento los detalles, permite detectar
las distintas terminaciones que la sastrería propone en una prenda a la medida.
Por eso, el diseñador debe estar atento a estos conceptos al momento de
efectuar una línea e imponer nuevos estilos para realzar la elegancia y
prestancia de quien luce una prenda ya sea ésta a medida, o bien una línea de
moda de confección fina y de marca. Deberá identificar las mejores telas
(llamadas hoy telas inteligentes que brindan confort y bienestar con gustos de variada
paleta) y empezar a pensar no sólo en el diseño externo de la prenda sino en
las comodidades que un saco debe brindar al usuario/cliente, utilizando para su
confección los avíos adecuados. Se hace necesario que el diseñador/a pueda
conocer en detalle cómo se trabaja en un taller de sastrería de medida
comparado con la confección, y visualizar el trabajo manual que se realiza en
torno a un saco sastre (o sea una prenda sartorial). Esta experiencia sin lugar
a dudas es absolutamente enriquecedora para el aprendiz.
Crear trazos, generar líneas, y hacer bocetos que se cuelan en un papel
también nos responsabiliza con la sociedad a la que está destinado ese diseño,
y lo que intentamos mostrar debería ser acorde a una colección pensada para
cierto target y adaptable al cuerpo de la persona interesada en consumir ese
diseño, asumiendo el daño ecológico causado por los materiales utilizados como
las herramientas y maquinarias que son invertidas en la confección.
Desde las instituciones de moda a nivel nacional y desde Modelba
especialmente, nos preocupa la ligera utilización del small, medium y large
como talles de base para fabricar prendas, y las enfermedades acarreadas por
los cambios de peso y los trastornos psíquicos de nuestros adolescentes frente
a un modelo de individuo híper flaco y desgarbado. Y nos parece un avance importante
la legislación de ley de talles, para ampliar las vidrieras con ofertas que
incluyan en vez de excluir a personas obesas. Obesidad mórbida, que fuera en el
medioevo motivo de atracción hoy es un problema de salud que necesita ser
observado.
En enero de 2010 se promulgó la Ley de talles porteña, sancionada por la
Legislatura, y cuya norma exige justamente a todos los fabricantes y comerciantes
la existencia de ocho medidas que van del talle 36 al 50. Y evidentemente, un
estudio antropométrico se hace más que necesario para acompañar esta ley.
Estos temas han sido de interés en el tratamiento de la agenda del XX
Congreso Panamericano de Maestros Sastres y Profesionales de Alta Costura que
se llevó a cabo el pasado mes de octubre en Sao Paulo - Brasil, donde se
sentaron las bases para el Método Panamericano de Sastrería avalado por la
CONPANAC y la importancia del rescate y revalorización de los oficios.
Entendemos que es preciso empezar a llamar las cosas por su nombre, el
lenguaje de las formas no puede limitarse a la palabra recorte (tan difundida
hoy entre los estudiantes de indumentaria) las polleras son faldas que pueden
adoptar numerosas formas que han de ser descriptas de manera enriquecida, y si
del delantero del vestido parte una tabla encontrada que da amplitud a la
falda, es preciso saber y distinguir el cómo y por qué, lo mismo cuando
hablamos de un pliegue o de una pinza en un pantalón. Por esto, es necesaria
una formación profesional del diseñador enriquecida con la técnica que aporta
el oficio madre que dio origen a este conjunto de oportunidades llamado moda.
La apreciación estética conlleva a la comprensión del trabajo complejo y
a la vez diversificado que un sastre/a realiza teniendo en cuenta las
diferentes conformaciones físicas. El trabajo de un sastre va más allá de
diseñar, es crear una obra de arte que nace de sus manos para cobrar vida en un
cuerpo para el cual ha sido concebida.
Diario El
País Digital. Disponible en: http://www.elpais.com.uy/Suple/Empresario/07/10/05/elempre178130asp
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