lunes, 30 de noviembre de 2015

El consumismo y algunos números que refleja la industria de la moda

Un tema interesante de considerar es el consumismo en el ámbito de la moda, y las estadísticas de este año que reflejan datos que sirven para una evaluación de las cifras que moviliza el sector. En ese fantástico universo al que la moda evocativamente nos convoca, un punto importante a analizar es el factor económico y específicamente el consumo y sobre todo el asesoramiento que brindamos a nuestros clientes, teniendo en cuenta la cadena de valor y el sector productivo dependiendo de un apoyo concreto para su desarrollo y crecimiento.
Muchas personas consumen más de lo necesario, mientras que otras no tienen lo indispensable. Según el Papa Juan Pablo II, (quien ha sido beatificado el 1 de mayo de 2011) el antídoto al consumismo es desarrollar la vida interior. “Ante las insinuaciones de los valores efímeros del mundo visible, que presenta un cierto tipo de comunicación mediática, es urgente contraponer los valores duraderos del espíritu, que sólo se pueden alcanzar recogiéndose en la propia interioridad a través de la contemplación y la oración” (JPII, 7-V-03). Fuera de este contexto religioso que intenta volver a los valores humanos en vez de profundizar la importancia de las modas, sin lugar a dudas muestra que la indumentaria ejerce una influencia extraordinaria en el ser humano y eso se debe a que puede atravesar los diferentes ámbitos y conectarlos ya que involucra varios sectores y puede aportar a la solución y concientización de las problemáticas que el mundo tiene, como el cuidado del medio ambiente, la búsqueda de la paz, la lucha contra la pobreza y lo injusto (de hecho se realizan desfiles a beneficio de personas de bajos recursos, o a favor de entidades de bien público) e incluso constituye una manifestación clara del pensamiento de generaciones o núcleos que se expresan a través de lo que usan, consumen y proponen.
Los diseñadores jóvenes están tendiendo a observar las realidades de una manera diferente, sobre todo este último tiempo en el cual se manifiestan activamente, con otras miradas, y con un aporte de aire fresco buscando sus propios espacios de expresión.
Nos encontramos entonces con un sector de la población que es consumidor de diseño y comprador compulsivo de marcas, otro que por cultura y tradición adopta cierto estilo de vida y por ende cierto grado de apego a atuendos más formales o absolutamente innovadores para marcar tendencia, lo que se asocia indudablemente con la obtención de cierta satisfacción en el acto de poseer un bien que produce felicidad al ser exhibido frente a los demás.
La moda gira sobre un sistema económico montado en base a campañas permanentes de consumo, con el cambio de cada temporada, incitando a la renovación del guardarropas, promoviendo la adquisición de prendas como signo de status dentro de los grupos sociales, incluso generando acumulación de propuestas diferentes o modas parecidas pero con la idea de que siempre vuelve. Esto genera una competitiva riqueza a nivel mercado pero el consumo a gran escala afecta seriamente el equilibrio ecológico y también los recursos naturales, por el uso de químicos, alto consumo eléctrico, y la problemática del trabajo esclavo.
Verdaderamente esto también está signado por el mercado, ya que en comparación con épocas pasadas donde el sastre era una industria, hoy en día las cifras de producción no lo incluyen en la nómica de artículos más consumidos.
Indudablemente el destierro del traje no es patrimonio argentino, sino parte de una tendencia mundial que tuvo su epicentro en Nueva York en los 90 –cuando se empezaron a instaurar los viernes informales que en desmedro del quehacer elegante se impuso en las empresas– lo que llevó a los sastres de Nueva York, a instituir los dress up thursdays, para que los jueves los empleados tuvieran que ir a trabajar de traje. Incluso en 2001 editaron la “Guía para vestir con estilo profesional” de Judith Rasband, y ofrecían un asesoramiento a los empleados que quisieran mejorar su imagen (Diario La Nación, 2005, octubre).
La tendencia al abandono de la corbata también llegó a Oriente y una sociedad conservadora como Tokio, está modificando sus costumbres impulsados por el gobierno japonés, que persigue un ahorro energético con miras a cumplir el Protocolo de Kyoto5 y eso hace que afecte también el ámbito del vestir.
Si hablamos de la sastrería actual, la moda sartorial persigue el objetivo estético de enaltecer la figura humana y no sólo cubrir el cuerpo de tela, aspira al refinamiento en busca de la belleza y la elegancia de quien porta una prenda hecha a medida, pero su consumo realmente no es masivo sino todo lo contrario, son pocos los que acuden al sastre.
La demanda se mantiene en las grandes ciudades, donde existen almacenes o tiendas que incluyen un profesional sartorial que brinda justamente este asesoramiento.
El punto aquí es, romper con las cadenas de la ignorancia y publicitar más allá del boca a boca, la labor profesional del sastre/a y concientizar al consumidor. Si no, ¿cómo puede saber el cliente, qué es bueno, si en toda su vida no ha visto otra cosa que ropa de confección diseñada para un prototipo explícito?
Aquí es donde planteamos la necesidad de educar al consumidor, de explicarle el concepto de diseño y de creación para que sepa distinguir y seleccionar lo mejor para sí.
Los grandes maestros sastres subsisten en los atelier de moda de ciudades como Londres, Milán, Madrid, Berlín, Paris, Roma, Barcelona, y en América Latina en ciudades capitales como Sao Paulo, Buenos Aires, Santiago, que llevan la delantera y en países emergentes como Ecuador, Bolivia, Paraguay, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Perú incluso México, muchos jóvenes están formándose potencialmente para ser la mano de obra de este siglo en este sector productivo.

Las legendarias Sastrerías de Savile Row como Anderson & Sheppard que viste al Príncipe Carlos, y Wilkinson & Sons que se fundó en 1662, Roger & Co en 1774 y John Jones en 1827, siguen vivas a través del tiempo como Poole & Co que llegó a emplear a más de trescientos sastres desde su fundación en 1806. Hoy claramente la moda se sigue nutriendo de creaciones de otra época y los cincuenta por ejemplo, retornan fuertemente con propuestas renovadas en esta segunda década del nuevo siglo retomando la femineidad y proponiendo para la moda masculina un estilo más dinámico, valorizando el buen vestir. Ante esta tendencia creemos que con métodos de corte planteados para un aprendizaje acondicionado a estos tiempos, en caso de iniciantes o estudiantes de moda que profundizan en áreas de esta naturaleza, el adquirir nuevo conocimiento y ampliarlo es más que significativo. Los oficios requieren aprenderse in situ, ello le da la riqueza precisa a la labor ya que los detalles pueden apreciarse y discutirse sobre la tarea misma y es allí en la resolución de problemas donde se pone de manifiesto la aplicación del conocimiento que se aprende y en la construcción de la pieza lograr así resultados superadores en la creación que se está proponiendo.
Diario La Nación, 3 de octubre de 2005. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/744224-los-sastres-estan-enojados

No hay comentarios.:

Publicar un comentario